Los langreanos hermanos Felgueroso, como los
legendarios buscadores de oro americanos, vendieron todas sus pertenencias y se
lanzaron a la aventura en busca de carbón lejos de su natal cuenca minera.
Les tildaron de quiméricos y tardaron más de
30 años en encontrarlo en las praderas gijonesas después de múltiples y fallidas
prospecciones que obtenían agua y
gas en lugar del buscado carbón.
Levantaron 3 pozos, salas de máquinas,
subestación eléctrica, taller mecánico y eléctrico, oficinas generales, cuarto
de aseo, lampistería, lavadero, tolvas, chimenea y la costrucción de un tren de
vía estrecha que llevara el carbón desde la Camocha al puerto del Musel.
Explotaron el carbón durante otros 30 años y
cuando sus vidas se consumieron sus herederos vendieron, en 1969, la mina a
otra empresa leonesa que ante la ausencia de ayudas estatales la dejó morir de
muerte natural.
Los Hermanos Felgueroso tardaron cerca de un
siglo en construir todo un histórico patrimonio industrial orgullo de los
asturianos del siglo XX, sin embargo la empresa de Derribos y Achatarramiento
solamente necesitó, con el permiso de las diferentes Autoridades, de 40 días y
40 noches para convertirlo en ruinas y chatarra.