Desde tiempos remotos se ha hecho vieja la costumbre de plantar un texu junto a la casa, la iglesia o la ermita de muchos pueblos de Asturias. Aún hoy continúa viva esta tradición. Los asturianos permanecen fieles a un árbol que en otro tiempo organizaba parte de sus creencias, valores, cultura y territorio, y que además cobijaba en su sombra asambleas y fiestas.
Un árbol longevo, de hoja perenne y de crecimiento lento que le da tiempo a presenciar varias guerras y tratados de paz, miles de tormentas y de calmas en un sóla vida.
Mable, de Melendreros (Bimenes), a sus 97 años, sin las prisas del hombre de la ciudad, esperaba pacientemente, a la sombra del texu que daba sombra a su casa natal, a que los pájaros excretasen las semillas del texu para sembrarlas en semilleros y posteriormente trasladarlas a Peña Mayor.
Él no solo cumplía la tradición de los lugareños de plantar all menos un texu a lo largo de sus vidas sino que lo hizo con cientos de ellos, de ahí hoy en Bimenes que se le conozca como "el Señor de los Texus".