El sol descansa tras la arboleda y el estanque refleja sus últimos destellos. Cuando la luz se va, los tenues colores remansan aún más las tranquilas aguas del Pueblo de Asturias. Comienza la noche, y con ella el silencio suena pacíficamente.
No sé muy bien el motivo, pero esta imagen de 5 chicos del Este europeo, posiblemente rumanos, contemplando la bahía de San Lorenzo, de Gijón, es una de mis favoritas. Así que la incluyo en mi diario, rescatándola del baúl de los recuerdos.
El árbol centrado, en primer plano y en paisaje de una vericalidad acentuada, va en contra de las directrices académicas de la composición visual. Pero hay que comenzar el año escribiendo un libro, teniendo un hijo o plantando un árbol, y yo me decanto por esto último.