Emulando a sus vecinos americanos, los subsaharianos suben el Atlántico Sur en frágiles pateras esperando encontrar en Europa lo que los centroamericanos buscan en USA. Aún quedan restos del desierto en sus amplias espaldas.
Fue muda cómplice de infinitas veladas durante casi 100 años. Hoy languidece en el otrora concurrido salón acompañada sólo de dos desangeladas sillas que llevan mucho tiempo sin que nadie las sienten.
Los años debilitan su férrea convinción materialista y de vez en cuando, solo muy de vez en cuando, al levantar del suelo su mirada ésta encuentra la torre piramidal de la vetusta iglesia de San Pedro.