sábado, 20 de abril de 2013

Antón de Pinín y Monchu el Prito


Antón dejó la escuela, como muchos de sus compañeros, a los 13 años y sin pausa alguna cambió su estatus escolar por el laboral. No había parados de aquella, dice. 
Ya hace más de 30 años que está jubilado y desde entonces visita la sidrería La Parra, acompañado de su yerno Monchu, y comentan ante una pinta de vino las noticias, casi siempre malas, del día.
Su vista ya no es lo que era. Su oído tampoco. Pero aún recuerda su primer medio quiñón (soldada), y también el periódico intercambio, en años de postguerra, de un camión de sardinas por otro de carbón que realizaban los marineros de Candás con los mineros de L’Entregu y que servía para caldear sus barcos aquéllos y matar el hambre éstos. Desde entonces, dice, ambos pueblos están hermanados. Y desde hoy yo lo estoy con Antón.

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