El hombre, desde que
descubrió que era mucho mejor andar a dos pies en lugar de cuatro, para
así liberar las extremidades
superiores y darles mejor uso que arrastrarse por el suelo, comenzó a manejar
éstas con habilidad y destreza, dejando las piernas solamente para desplazarse.
Mientras los dedos de las manos se fueron haciendo cada día más ágiles y
poderosos los de los pies se fueron atrofiando y perdiendo flexibilidad,
destreza y automatismo.
Pero con el paso de
los tiempos vio que esto no era bueno y pensó en volver a darle protagonismo
y funcionalidad a los pies.
Tras mucho pensar
inventó el fútbol.
Ahora los hombres
más poderosos del planeta Tierra son los que han sabido devolver destreza a los
casi muñidos dedos de los pies. Son capaces de golpear un balón con cualquier
parte del pie -interior, exterior, empeine, talón- o un solo dedo del mismo y
darle tal potencia, efecto y velocidad que otra persona a mucha distancia del
chutador es incapaz de evitar que pase entre dos postes y su larguero aunque
para ello pueda utilizar sus ágiles manos.
Gran invento esto
del fútbol.
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