Como todas las primaveras, la paloma coja y su compañero visitan nuestro balcón ajenos a nuestras actuales preocupaciones. Tras tres años seguidos intentando, sin éxito, procrearse en nuestra jardinera hoy comienzan su habitual cortejo nupcial esperanzados en que esta vez los huevos fecundados den paso a sus esperados pichones. ¡Suerte!
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