Para que los infieles no profanasen este sagrado lugar durante cerca de dos mil años seis diferentes comunidades cristianas - católicos, ortodoxos griegos, coptos, armenios, sirios y abisinios - se relevan y disputan su primacía en la santa custodia.
Estos últimos, quizás por el color de su piel o por su lejano lugar de origen, nunca fueron muy bien vistos por el resto de las comunidades vigilantes, y aprovechando que hace doscientos años un incendio devoró los documentos que plasmaban los derechos históricos de los abisinios a la custodia del Santo Sepulcro, los expulsaron de la basílica. Inasequibles a esa acometida los monjes etíopes, como pecadores expulsados del paraíso, se trasladaron al tejado donde fundaron un pequeño y lúgubre monasterio en el que aún viven esperando tiempos mejores.
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