Todos los lunes acudía, ataviado con su fez, al mercado de El Djem a realizar su compraventa semanal. Vendía los racimos de uva recién recolectados por la mañana y compraba harina de trigo y cebada. Esta vez incluso pudo hacerse con Boukha y Thibarine para las tardes del próximo invierno.
1 comentario:
Al final tu tenías la razón... todos volveremos a la bicicleta...
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