Los beduinos, igual que los indios americanos, nunca vieron con buenos ojos que camellos humeantes atravesasen sus desérticas arenas y las traviesas de madera sobre las que se sujetaban los raíles de hierro desaparecían de debajo de las líneas férreas para alimentar las hogueras de sus campamentos ambulantes.
La situación actual de Siria hace que el ferrocarril no se utilice como medio de transporte humano y se limite al transporte de mercancías desde las minas de fosfatos hasta Aqaba.
Si hace 100 años eran miles los otomanos que abortaban dichos sabotajes hoy solamente un fiel vigilante canino guarda el buen mantenimiento de las vías de Hejaz.
1 comentario:
Siempre me gustan tus historias.
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