Muchos, de la generación que estudiamos bachiller en los 60, aún despertamos, de vez en cuando, sobresaltados, escuchando la tenebrosa voz de mando del profesor de gimnasia: ¡Salta!
El plinto se plantaba ante nosotros como una pirámide egipcia, desafiante, y amenazando con hacer añicos nuestra integridad física.
desmantelamiento
Hace 1 día
1 comentario:
Lo peor no era la integridad física... era la pérdida del orgullo...... delante de los curas y con pantalón corto.....
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