martes, 25 de diciembre de 2012

Amor de perro

En un principio el hombre primitivo entraba en sana competencia por su territorio con otros animales carnívoros y lo defendía con armas y dientes. No era el ser humano el  más poderoso dentro del reino animal por lo que necesitó asociarse a otros para defenderse de ellos.
Uno de los primeros socios del hombre fueron los perros y a cambio de cobijo y alimento éstos los ayudarían cuidando sus rebaños, acompañándolos en cacerías, guardando sus viviendas y realizando tareas policiales y de rescate. Incluso algunos de ellos, especialmente entrenados, servirían de guía a los invidentes humanos.
Con el paso de los siglos el hombre fue desplazando de su reinado a los grandes felinos, pero a la misma velocidad que iba ganando en fuerza y astucia también iba perdiendo  en su capacidad para amar a su prójimo. Necesitaba ser amado pero sin tener que dar amor a cambio.
Así el hombre pensó en darle un nuevo rol a su ya amigo canino. Él sería el donante de amor. Saciaría su necesidad y  además no le demandaría correspondencia alguna.
El perro se adueña así del amor del ser humano pero a cambio deja por el camino su último rastro de identidad: Su aullido. 

No hay comentarios: